Rosenmann Taub, David.
Cortejo y Epinicio.
Santiago: LOM, 2002.
Últimamente, inspirada por el spam literario, he estado leyendo por las noches la poesía de David Rosenmann Taub. Chileno y gran escritor. Es de esos con los que uno se pregunta qué libros habrán leído para lograr expresarse con tal maestría, de dónde proviene todo ese inmenso caudal de palabras que jamás se usan. Del descubrimiento de esos rastros y palabras antiguas parece surgir una energía nueva. Aquí va un poema de uno de sus primeros libros:
XXV
Ilumíname, labio, inúndame, desátame:
de púrpura es el canto, y el cálamo, de hiel.
Te saciará de zumos la jarra de mi pecho.
Inúndame: la fosa persevera sedienta
Desátame: mis brazos no son sino semillas.
La orgía de rubíes abarcará mi fuego.
Complétame y restaña, bocanada, en la estrofa
de azar, los vasallajes de eternidad frutal.
Eleva, para mí, tus huellas de fanales.
Abatido el centauro del ocaso, en agraz,
deribará el tendón qu emi asombro prefiere
Brizna de regocijo: mi carne no es mi carne.
Destrúyeme en el éxtasis, pantano de indelebles
gargantas o cadenas: definitiva sílaba.
Escanciaré del todo la maga medianoche.
Por crear hendeduras en el templo arrasado,
entre constelaciones zurcidas, cortezuela
de tu tronco de lepra, se parte el horizonte.
Ilumíname, labio: mi corazón gotea.
Los luctuosos renuevos trituran sin descanso
mis liturgias. Inúndame: las laderas vacilan.
Aluvión y prodigio, tus mieses me blasonan.
Es más púrpura el canto en el amanecer.
Desátame: mis brazos no son sino semillas.
más en http://www.davidrosenmann-taub.com/
domingo, noviembre 26, 2006
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