Uno más de los libros que compré en Buenos Aires, no sé si porque me gustó el título, o porque había leído la crítica o porque me confundí con la reseña de El último lector, de Piglia.
Probablemente sea eso.
Independiente del motivo, es una lectura que me encantó. Después de leer Sin destino, de Imre Kertesz -que muestra una mirada nueva del Holocausto, desde la perspectiva poco apasionada de un adolescente judío- este libro se transforma en complemento: la historia de la relación ente un niño y una mujer mayor, antigua guardiana de la SS durante la guerra.
Interesante esta forma adolescente de mirar. Creo que calza plenamente con el espíritu general de hoy: la actitud crítica y exploradora de quien comienza a comprender las cosas aunque sabe que no tiene toda la información. Además, calza con la gente que hoy está jubilada y le tocó pelear o vivr la juventud en la guerra.
En fin. Hoy, tras ir a conversar con al Sor Angela a Maipù, conseguí la versión en alemán. y todo por un comentario alpasar!! me encanta la modernidad de la SorAngela.
extracto que me mandó mi amigo felipe lagos:
"¿Por qué? ¿Por qué lo que fue hermoso, cuando miramos atrás, se nos vuelve
quebradizo al saber que ocultaba verdades amargas? ¿Por qué se oscurece el
recuerdo de unos años felices de matrimonio cuando nos enteramos de que el
otro tuvo un amante durante todo ese tiempo? ¿Acaso porque en semejante
situación no se puede ser feliz? Y, sin embargo, ¡éramos felices! A veces un
final doloroso hace que el recuerdo traicione la felicidad pasada. A lo
mejor es que la única felicidad verdadera es la que dura siempre. Porque
sólo puede tener un final doloroso lo que ya era doloroso de por sí, aunque
no fuéramos concientes de ello, aunque lo ignorásemos. Pero un dolor
inconsciente e ignorado ¿es dolor?"
El lector, Bernhard Schlink